miércoles, 5 de agosto de 2015

El Rincón de Araya

Allí, alguien me invocó. Ahora, después de deshacerme en el espacio y el tiempo, deja de ver y escucha mis ojos. Estos ya no se derraman…pero están perdidos y esta voz que enmarca la noche parece llorar. Allí alguien me invoca. Es la canción de las vigilias que, en este pueblo, se entona como una oración.

Duerme el solitario, la intemperie trata de ahogarlo en esta bóveda, en la sempiterna boca de la playa no alcanzada. Por eso lo envuelven y siguen las noches de Araya, porque aún no sale la luna y el mar se convierte en ardentía.

En mis sueños caigo siempre en esta arena movediza, preso en el nido de lo caduco, casi sin latidos, en el doblez de la entrega, calado en un rincón de la noche en el término de una isla semihundida, cerca del suelo donde terminan las calles.

martes, 28 de julio de 2015

Donde jamás estuve

Ha vuelto a nuestra puerta el que dimos por perdido, parece que jamás hubiese tenido que partir. No le pregunten dónde estaba pues las respuestas se le tornaron hoscas y la memoria vulnerable.

Después de todo ir o venir es sólo un punto de vista y la ausencia solo parece ser un corto paseo avezado a las inflexiones del silencio, una línea que redefine un horizonte —cóncavo o convexo—; un viaje sin predestinación a través de las grietas por las que el sol declina

A nuestros ojos todo es incongruente, a sus ojos todo es idéntico y ya nada es igual.

El helecho se marchitó ante esta paradoja, la tinta se seca en la pluma apartada sin volver a surcar el papel

Las mantas están decoloradas, una arruga surca la frente y se refracta en los días de vigilia. El tiempo, punto indefinible, la brisa se levanta y tras lo que se lleva deja arena en los ojos

Mi mirada está fija en una cortina de visiones. Hace mucho que no oro, hoy siento la imperiosa necesidad de hacerlo. La vieja tela cae sobre mí al hacerse de noche, sudo fría y copiosamente, pronuncio después de mucho el nombre de Jesús y me sumerjo en una paradoja tras un momento de contrición.

domingo, 28 de junio de 2015

La voz

Está ahogada en mi boca, es un barullo que se enrosca en mi oído.

Se ha hecho nido, un diálogo conmigo mismo, con los muertos que están enterrados en mi mente. Ahora es un golpe de ala, una saeta, un golpeteo inmune a la soledad y al silencio.

Alcides Rojas





sábado, 13 de junio de 2015

LA NADA

La muerte lo arrojó en las arenas del vacío
su cuerpo de aire se dobló
sus ojos inexistentes se abrieron
su mirada se diluyó en la negritud absoluta

Se asomó a la orilla de su destino
y contempló el abismo

Alcides Rojas

jueves, 28 de mayo de 2015

A medianoche

Allí la muerte vuela como un zancudo que nadie sabe qué vena tomará, la noche pegajosa empapa el sueño. Aquel sitio era muy pequeño para los dos.

En algún lugar del pueblo alguien toca un guitarra y canta una canción triste, la melancolía recorre la distancia y lastima los oídos de los perdidos. Ellos sólo tuvieron un encontronazo, un intercambio de palabras, un malentendido.

Los que fingen dormir saben que escuchan la canción de la muerte, la noche deja escuchar los pasos del verdugo. Hay paredes que no toleran el perdón, en su vientre no cuajan los débiles.

Los pasos son cada vez más nítidos, aunque su fuente camine con la suavidad de un gato.

Alcides Rojas


lunes, 25 de mayo de 2015

Lo que dijo del día

Etiquetó el camino
     constante erro
todo es más de lo mismo
una noción escurridiza
un punto de vista
     ya lo dije
"la médula del bien y el mal"

Es decir
     diría alguien
la adjetivación de lo que no existe

Igual habló de días mustios e idílicos
lo sostuvo como manifestación definitoria
de sus expectativas y percepciones

Hice los trazos de aquel esquema mental
donde mora el alma

Broten los pigmentos
que le colorean el llanto

Alcides Rojas

SOMBRAS



Ya no le veremos
ya no volverá a tocar la puerta
ya no puede cruzar el umbral
ya no está entre nosotros
está dormido
ha quedado ciego

Ya no volverá a abrir los ojos
le aguardan caminos penumbrosos
ahora calla
él mismo se hizo silencio
su carne baja los niveles hacia el polvo
los fantasmas se toman sus lágrimas

Ya no escucharemos su risa
tiene tierra en la boca
ahora descansa
ahora está tendido
sólo es una camisa
de carne y de huesos
ahora es prisionero de una caja

Ya ha sido encerrado en el mundo del sueño
ya no volverá a tendernos la mano
ya no espera ni es esperado
ya nadie puede sostenerlo
mientras cae en la boca de la muerte

Alcides Rojas